INTERNATIONAL BIOCENTRIC FOUNDATION

Presidencia

Santiago, 3 de agosto de 2006

A los directores, profesores y alumnos de Biodanza

 

Amados directores, profesores y alumnos de Biodanza:

Debemos reconocer que estamos aprendiendo a amar y a vivir; aprendiendo a descubrir que las personas son sagradas; aprendiendo el Código del Éxtasis. La humanidad aún no ha salido de la edad paleolítica en el terreno de la afectividad, pero millones de seres humanos aspiran para sus vidas amar y ser amados.

Estamos realizando el sueño mundial de vida, de comprensión y ternura; no estamos solos. Hemos diseñado una nueva civilización que incluya los abrazos, los besos y la epifanía de la mirada; abrimos sutilmente el acceso a las misteriosas formas de iluminación interior.

Comprendemos que el cambio no puede producirse sólo con buenas intenciones o conferencias mundiales de paz. Estamos iniciando una transformación a nivel masivo, proponiendo nuevas formas de vínculo; proponemos la incorporación del cuerpo en el destino existencial, en un contexto de placer y respeto por los otros.

Cuando la música entra, poco a poco, en el caos de nuestras preocupaciones, se abren maravillosos espacios en los rincones oscuros del alma; nuestros cuerpos se transforman; surge la aspiración triunfante del amor. Así, las sombras y el error inducidos por las matrices enfermas de nuestra civilización, la crueldad y el vacío son conjurados por la danza cósmica del encuentro.

Estamos en un momento histórico de grandes cambios inducidos por el Sistema Biodanza. Cambios radicales generados por las vivencias y no por el determinismo racional. Los predadores de la humanidad siempre han tenido “sus razones” para la destructividad, es el mecanismo de la ética relativista: argumentos inteligentes para cometer actos infames. La única ética absoluta es la ética del corazón, la ética que pone “la vida al centro”.

Las imágenes inconscientes de la violencia, del invasor y del predador se están transformando en el inconsciente corporal, en arquetipos de generosidad, de fraternidad y justicia.

Por fin hemos encontrado la brecha para unir el saber teórico con la inescapable realidad de la vivencia. Hemos propuesto la unidad del cuerpo y del alma; hemos encontrado una metodología. Los objetivos cognitivos se transforman en los objetivos de la vida como sacralidad. Hemos propuesto el camino de la caricia porque las personas que no son acariciadas empiezan a morir.

Por fin los hombres encontrarán en Biodanza no una prédica de amor al prójimo, sino una metodología para despertar ese amor y descubrir la sacralidad del cuerpo; por fin encontramos el camino para convertirnos en seres biocósmicos; por fin estamos alcanzando la convicción de que el destino de nuestra especie depende de nuestra afectividad.

Creo sinceramente que Biodanza es indestructible porque ofrece lo que más necesita el ser humano: amor y belleza, amor y música, amor y alegría, amor y creación.

En este momento, lejos de nuestra casa, mueren de hambre millones de niños; en este momento le cortan los labios de la vagina a una adolescente para protegerla del amor; en este momento los más brillantes científicos terminan de diseñar un nuevo tipo de bomba atómica de alcance ilimitado; ciudades arrasadas, hombres en llamas, juventud sacrificada en los campos de batalla, son el precio de una falsa democracia.

¿Quién ha protegido jamás la vida humana, la intimidad de una familia, la posibilidad del amor?

En este momentos, lejos de nuestra casa, un niño de cinco años busca a su madre aplastada bajo los escombros de la casa, en la ciudad bombardeada; en este momento una mujer es lapidada por infidelidad y recibe en su rostro las primeras piedras; en este momento los niños que están en la escuela son despedazados por una bomba; en este momento un joven de veinte años pierde sus piernas por la explosión de una granada; este mismo instante el torturador arranca los ojos de un estudiante obedeciendo órdenes.

Estas reflexiones me producen insomnio. Quisiera que toda la familia de Biodanza tuviera insomnio y despertara a la unidad.

Los ama con todo el corazón,

Prof.Rolando Toro Araneda